Nadie sabe con exactitud cómo evolucionará la educación y qué nuevos elementos aparecerán dentro de algunas décadas cuando las sociedades, gradual e inexorablemente, pasen de la sociedad del conocimiento a la sociedad híbrida de la tecnología cognitiva. Pero, cualquiera que sea el modelo educativo que se delimite, pasar a una educación con futuro dependerá de si está anclada en la libertad y valores. Si no lo está, será solo innovación tecnológica, pero no desarrollo humano.
Hoy ya no vales por lo que sabes, sino por lo que haces con lo que sabes; es decir, saber administrar lo que sabes. El expresidente Fernando Belaunde nos enseñó que en un país pobre como el Perú, “la única manera de distribuir riqueza es la justa y equitativa distribución del conocimiento”. Y es que, si bien los economistas hablan de la ley de la oferta y la demanda, muchos olvidan que esa ley funciona cuando hay igualdad de oportunidades para todos. Esto no significa quitarle a uno para darle a otro, sino que todos tengan las mismas oportunidades de salir adelante.
Una buena educación nivela el terreno de las oportunidades. Para sobrevivir en este nuevo mundo, será indispensable, por un lado, mejorar la calidad de la educación. Esta es la receta del éxito de Finlandia, Corea del Sur y todos los tigres del Asia. El Perú tiene que recorrer ese mismo camino y convertir la educación en una política de Estado que no se cambie de gobierno a gobierno.
Por el lado de los estudiantes, deben prepararse para desarrollar nuevas habilidades: creatividad, pensamiento crítico, análisis, resolución de problemas, habilidades de autogestión, aprendizaje activo, resiliencia, tolerancia al estrés y flexibilidad. La Inteligencia Artificial bien manejada debería ayudarnos a cerrar las brechas que existen en educación y ser una herramienta para equilibrar las oportunidades para todos en el proceso de aprendizaje y transmisión del conocimiento.
“…pasar a una educación con futuro dependerá de si está anclada en la libertad y valores. Si no lo está, será solo innovación tecnológica, pero no desarrollo humano”.
Para quienes estamos en el campo de la educación, desde hace más de 55 años, este es un reto enorme en nuestro país. El cierre de las escuelas durante la pandemia, la carencia de recursos tecnológicos y la crisis económica que sumió a las familias en la pobreza han profundizado el problema.
Debemos prestarle mayor interés al modelo de educación que tenemos como país, ya que ella forma las bases de la sociedad. La educación es una condición necesaria para equilibrar el terreno social de las desigualdades. Los planes de estudio deben reorientarse hacia una educación que promueva y despierte el interés por investigar desde los primeros años de educación, ya que sin investigación no hay conocimiento.
Nuestra sociedad nunca dejará de cambiar, por lo que nunca dejaremos de aprender. Por lo tanto, la educación siempre será el nexo entre una generación y otra. El acceso universal a la información, los avances en inteligencia artificial y una sólida formación en libertad y valores nos permitirán aprender sin límites.
No quiero terminar, sin agradecer al Grupo Educación al Futuro por tan honroso reconocimiento esta semana como uno de los líderes más influyentes de la educación superior. Por cosas de la vida, hoy cumplo 76 años, y mi vocación y convencimiento siguen incólumes: los últimos serán los primeros. Seguiremos trabajando por el Perú.
Columna de opinión publicada en Expreso, martes 23 de enero de 2024
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