Nueve meses para que el Perú vuelva a nacer

nueve meses para que peru vuelva a crecer

Nos acercamos de manera acelerada al fin de un año singular, intenso y, por momentos, desgastante, pero decisivo para el futuro del país.

Como nación, hemos atravesado nuevamente una transición constitucional, derivada de la vacancia de la presidenta en ejercicio. El presidente del Congreso, José Jerí, como manda la Carta Magna, asumió la jefatura del Estado con un encargo que, siendo breve, resulta trascendental: conducir al país durante nueve meses, hasta la realización de elecciones generales imparciales, ordenadas y universalmente reconocidas.

Si lo logra —como le he dicho en público y en privado—, es decir, si consigue que los peruanos lleguemos a las ánforas sin odios ni rencores, con serenidad, optimismo y esperanza, habrá prestado un servicio histórico. Porque la estabilidad democrática no solo se defiende con leyes, sino también con gestos, símbolos, madurez cívica y sentido del deber.

En paralelo, la economía peruana muestra señales firmes de consolidación en 2025. El PBI creció 3.3 % entre enero y septiembre, y la inversión privada alcanzó 8.8 % en el primer semestre —su tasa más alta desde 2023—. Esto ha generado empleo formal y dinamismo en diversos sectores productivos: agropecuario (+27.7 %), construcción (+8.6 %), minería (+7.2 %), electricidad (+4.4 %), comercio (+4.2 %), servicios (+3.4 %), manufactura (+2.7 %) y pesca (+2.2 %).

Entre enero y septiembre, nuestras exportaciones alcanzaron un récord histórico de 63,000 millones de dólares, impulsadas por la minería, la agroindustria, la pesca y la energía. Las expectativas empresariales se sostienen en el tramo optimista por dieciséis meses consecutivos, lo que refleja confianza y un entorno propicio para la inversión futura.

Pero debemos hacer más. Crecer al 3 % no nos permitirá cerrar la brecha de ingreso con las economías avanzadas. Necesitamos, como país, volver a cifras de crecimiento sostenido por encima del 6 % o 7 %. A ese ritmo, podríamos cerrar la brecha en 28 años. A ritmos actuales, no lo lograremos.

La coyuntura, por cierto, no es fácil. La criminalidad organizada es un cáncer silencioso que corroe instituciones, calles, fronteras. El Estado enfrenta el reto urgente de darnos esperanza y confianza, modernizando sus sistemas de justicia, inteligencia y prevención.

Pero también creo que esta crisis ha despertado un aprendizaje colectivo. Entendimos, por fin, que no existe progreso sin instituciones sólidas; que la política no puede seguir siendo un campo de batalla; y que el Perú no avanza cuando nos aferramos al corto plazo, sino cuando recuperamos la capacidad de planificar, dialogar y construir.

Porque el Perú, como siempre, está por hacerse. Y tenemos el deber —y el privilegio— de construirlo juntos. El 2026 será un punto de inflexión. Y debemos llegar a él con la convicción de que el Perú puede volver a nacer.

Publicado en Expreso, 9 de diciembre de 2025

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Categorías: Columna de Opinión
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